MI PROPIA ALEJANDRÍA
Traspasan mis dedos
la entrada del café
y el aire adquiere tonos tostados.
Suave, celeste amargura
en esta tarde estancada color vitrina.
La compañía se desea
por lo efímero de este traspaso.
Y van los días y yo con ellos.
Tú, mirando sin interés
el texto de Kavafis
que acerqué a tu lado de la mesa.
No serán los caracteres griegos
lo único que no vayas a intentar
entender.
4 comentarios:
Yo borracho por las plazas y tú viviendo este poema en un café... Qué vergüenza... jajaja
Una gran contracción, sunion. Felicidades.
Gracias Mr.Week,pero hace bien usted en lanzarse a la calle.
Y si viví este poema, le aseguro, fue en su momento de creación, simplemente literaria. Uno es capaz de ponerse en situaciones tales con un café delante. Cosas de la sugestión. Y de los domingos por la tarde.
¿Sugestión? Usted sí que es sugerente, Mr. Coffee.
ains... ;)
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