martes, 22 de abril de 2008

Mezquitas y naves

Desde la terraza diviso el puerto y un mar que nos separa.
Se ha levantado un viento conciliador de maremagnums y no puedo evitar sentir la piel erizarse ante la vista de horizontes y palmeras.
Ha empezado a refrescar y el aviso de las mezquitas a la oración trae sabores de otros lugares, días pasados en los que me buscaba entre dunas y cuarentaitantos grados. Pero creo que todo quedó en un vulgar espejismo.
Me gusta lamer la humedad, hidratarme de lineas horizontales donde apoyar la cabeza con deje infantil y dejar de decir todo aquello que ahora te diría.
Oraciones en balsa y vaivenes de paso.

4 comentarios:

Emilio Ruiz Mateo dijo...

Oraciones en balsa que llegan a buen puerto, y vaivenes de paso que se quedarán pegados a la memoria.
Querer es una escala y no sé si alcanza al sueño. Hay escalas que se apoyan en la nada, en algo que no existe, pero acaban por ser más sólidas que el pan nuestro más cotidiano.

Sunion30 dijo...

Mr.Week, el poder de los puertos siempre me ha fascinado. Y como se suele decir es aún más importante la travesía.

Sirena Varada dijo...

Y más que los puertos y que la travesía: no dejar de decir versos como estos.

Sunion30 dijo...

Sirena, gracias por tus palabras. Y que haya gente ahi para leerlos.