lunes, 23 de marzo de 2009

Funambulista

Se le habían traspapelado los sueños. En el archivo, varias carpetas de alegres colores no sabían ya ocultar la impaciencia de sueños que asomaban por los cuatro costados y que, tras tanto tiempo sin haber querido clasificar, amenazaban ahora con tomar su vida transformándolo en víctima y retirándole de sus ojos las riendas de un horizonte en el que quería ser malabarista.

Se oía música, de fondo. Era como un ruido sordo que le ocupaba y destruía cualquier pensamiento que quisiera formular. Detestaba esa rutina gris de tener que separar, sopesar, ejecutar cualquier propuesta de sueño que hubiera sido solicitada. Porque el ser humano, por soñar, que no quede.

Instancias, sellos, aprobaciones y firmas, todo quedaba tan lejos de su mano que ya no sabía discernir si alguna vez fue el quien fantaseó con todos ellos o si bien su propio inconsciente había montado un buffet y se había independizado.

Así que juntó todas las carpetas en un costado de la mesa. No solía ponerse límites pero tenía demasiado amor a su pendiente horizonte e inevitablemente demasiados pesos podían desestabilizarle para acabar en tierra firme.

Era el suyo un horizonte azul, siempre marino, por el que le gustaba hacer equilibrios entre cielo y mar, entre dos azules que pertenecían a un mismo cariño, aquel que, primigenio, le hizo nacer por segunda vez.

Un codazo. Las carpetas cayendo en slow moving hacia el suelo, incluso algunas ya directamente en la papelera. Los sueños desperdigados y él, triste, sin quererlo, empujándolos todavía un poco más.

Una vez la mesa libre sacó un libro en blanco nuevo, como acostumbraba a hacer cuando comenzaba una nueva etapa. No importaba no haber agotado las páginas del anterior, aquél ya quedó atrás, hacía falta uno nuevo, una cubierta nueva, el olor a papel nuevo por rellenar.

2 comentarios:

ADRIANO dijo...

Creo que eso es lo que me falta a mi, empezar un cuaderno en blanco, para poder reescribir la historia.
La de ideas que podría plasmar en él. Pero siento que he enmudecido.
Un beso.

Sunion30 dijo...

Siento no llevarte la razón esta vez Adriano, siempre hay mucho por contar, sólo que hay que esperar el momento en que queramos dejarlo salir. Mientras tanto se van cocinando las ideas... Y si es por el libro en blanco, yo te envío uno :)
un beso!