miércoles, 4 de marzo de 2009

Café lusitano (esbozos de una espera)

Sigue dando vueltas el café al ritmo de mi muñeca. Apenas le he echado azúcar, espero que te guste un poco amargo. Lo voy a dejar reposar un rato mientras vuelvo a mirar hacia la calle, atravesando la puerta, por si bajaras de un tranvía.

Crece el tráfico pero las horas no pasan y temo que el café vaya a enfriarse así que te invito imaginariamente a la silla vacía que me mira con cierto aire de victimismo.

Cruzo los brazos y con las manos me acaricio los antebrazos. No es que tenga frío, es que no sé por dónde empezar. Algunos comienzos tienen espíritu de ojal de aguja fina y hay que enhebrarlos con cariño. Igual con una conversación y con ésta el deseo de que sea especial crece al aroma de tu ausencia.

Quisiera hablarte de paseos, de asfalto que sella las heridas, de brisas que se levantan caprichosas en las horas de más bochorno en la madrugada cuando el insomnio se ha hecho con mis ojos y decido salir a callejear. Que espero chocarme contra tu cuerpo en cada esquina y sentir el azúcar caramelizado de tu piel a través del blanco lino que ondea con aire festivo y calma acompasada. Que los tempos de nuestros pies nos encaminan a un baile de sombras entrelazadas bajo las farolas. Que me niego a dejar pasar ni un tranvía más sin que tus pupilas se posen en las mías a pesar de que esta no sea tu estación.

Con los labios nacen labios, crece la espera cuando son sólo unos milímetros los que los separan. Y en esa tensión el tráfico vuelve a llenar las calles y consigo rozar con un dedo tu espalda subiendo tersamente hacia la nuca y al llegar a ésta se me enredan los cambios de sentidos y múltiples atascos. Los suspiros que dejas caer acierto a mecerlos de nuevo entre mis brazos cruzados.

Se abre la puerta. El café ya debe estar frío y el tranvía, fuera, acaba de parar. No lo entenderás pero yo ya hecho mi apuesta.

2 comentarios:

ADRIANO dijo...

Acabo de viajar contigo, y he sentido la emoción de la espera, esa que merece la pena. Ese dedo que subía a la nuca lo he sentido en la mía.
Besos

Sunion30 dijo...

Adriano, me alegra que hayas hecho la maleta. Cuando quieras viajar, ya sabes, aquí tienes a un acompañante de esperas.
Un abrazo!