viernes, 21 de marzo de 2008

Revisando "La Reina de las Nieves"

Tranquilo, ya estoy de camino amigo mío. La revisión del trineo y el estado de salud de los perros es esencial para llegar hasta tu cima. La brisa del Norte interpreta una dulce canción de bienvenida a ritmo ladridos eufóricos y siento el frío correr por mi sangre. Me siento vivo por primera vez desde hace muchos años y todo se debe a tu cautiverio. Pero no pienses mal. Tú eres el fin Kay, y más tarde serás el principio. Crees que no recuerdo la última vez que nos vimos, antes de que salieras de casa a jugar. Te pregunté por qué te gustaba tanto el bosque y me dejaste una mirada en tránsito y un matiz de regreso que me supo a rito tribal y a especias. Y asegurándome tu vuelta no le di importancia al enfurecimiento de la tormenta, la nieve crecía como el musgo por toda la ventana y con cada golpe de viento en la ventana moría un año. Y me acostumbré al ruido de tal manera que descuidé tu partida. Y mucho más tu vuelta. Pero te juro que no fue porque no te quisiera. Quizás también el hielo consiguió hacerse con la casa y su único habitante. Ni siquiera podía moverme para avivar el fuego con más leña…

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