domingo, 23 de marzo de 2008

Recibes cartas

Me haces sentir papel y el bolígrafo como una extensión de nuestras voces, ya frías, lejanas, perdidas sin remedio por el desierto de las palabras y las intenciones momificadas.

Tras estos trazos de tinta azul he corrido a ocultarme sin pararme en pensar en mi propia seguridad. Seré descubierto a la intemperie de mis sentimientos, policía retrógada de la vergüenza propia que comenzará a hacer rondas mirando con desconfianza todo el recorrido de las desganadas tardes en las que pierdo por varios minutos una compostura de la que siempre he carecido.

Recibes cartas, y el vacío te ronda como el lobo que yo llevo dentro, buscando la fisura por la que colarme y recordarte que la memoria no es producto de tu propia imaginación. De hecho, la memoria se da por culpa de dos personas así que todo lo que hayas recordado o recuerdes sin mi figura a tu lado será un estrato inexistente. Sin mi no eres. Sin mi retrocedes a la tensa figura de maniquí que no tiene voluntad propia ni movilidad emocional. Referencias, doble carta con la que cierro la partida.

Recibes cartas, te digo, y no sabes jugarlas con la astucia de la juventud prestada. Te alejas y dudas, quemas los sellos que te han llevado hasta tu estado actual donde rozas unas perfección color cristal. Pero apenas engañas a tus enemigos internos, los cuales, de tanta lucha, conocen este terreno incluso mejor que tú. Te rodean y crecen las estrecheces de este sitio en el cual la pasividad es tu único cambio de valor. Trueque altivo de gestos, risas y el último barril de cariño potable.

Se ha abierto la veda y ya no hace el sol de este último verano.

3 comentarios:

Emilio Ruiz Mateo dijo...

¿Por qué será que de pronto me acordé de dos amigas, una psicóloga y la otra ama de casa, que...?
Perdona, creo que en esta entrada hay más de vida que de libros.
Recibes cartas...

Sunion30 dijo...

...cierto, tiene un aire "Nubosidad variable" (salvando las distancias,claro)pero lo acabo de ver con tu comentario, desde luego no fue intencionado...
En esta entrada hay un poco de vida,un poco de libros y un sobre sin remitente y probablemente sin destinatario.
Y pensaba ahora en la ilusión que, hace años, me nacía al recibir una carta de alguien, a la vieja usanza, sobre y papel, letras personalizadas, ese tono de confianza y libertad que otorga una hoja en blanco y el pensar en quién va a leerlo.
Pero me estoy releyendo y parezco un abuelo gruñón jajaja
¿cuándo fue la última vez que alguien te envió una carta personal de su puño y letra?

Bona nit, Joan

Emilio Ruiz Mateo dijo...

Pues no creas, vivo la suerte de tener una amiga que, de vez en cuando y desde las Rías Baixas, me manda cartas. Y con ellas, algo parecido al tacto de sus manos.

Y también he de contarte que, mientras estudiaba la carrera en una fría ciudad del norte, mantuve un cuaderno con un amigo en el que nos escribíamos cartas: el cuaderno empezaba con una suya, le respondí yo en la página siguiente, él en la otra... Es de las cosas más bonitas que he vivido, y lo provocó la lectura de Nubosidad variable.

Me gustan las cartas.