sábado, 22 de marzo de 2008

...a la búsqueda del vacío...





"La señora del manto blanco le volvió a besar y entonces Kay ya se sintió completamente bien, porque no sentía nada. Todo era igual, todo era eternamente blanco. (...) Pero el corazón de Kay estaba ya tan frío como la muerte"

"La Reina de las Nieves", C.Martin Gaite

...me preguntaba si el vacío debe asemejarse a la gélida visión de una ciudad asediada por la nieve, si en las esquinas y silencios se atrincheran los días como las cuentas de un rosario, que van pasando monótonamente para luego volver a empezar. Y si la indiferencia arrastra las culpas hasta volverlas escarcha.

Fantaseo con encontrarme con la Reina mientras voy camino al trabajo. Seré una presa fácil, ella me mirará y yo torceré la vista para indicarle que los cisnes desnucados nunca dieron su vida por mi. Porque me sabían malo. Y le daré mi mejilla a besar:

Sé que un día
los sueños se alinearon
en descenso hacia la nada
y vi
una luna putrefacta llamarme
en agudos a su encuentro.

Ignorándola,
avancé yo solo hacia ese olor
que nace de la muerte,

yo solo y mi último sueño,
el único, el más deseado,

y así nos vimos envueltos
en una acidez compasiva
que desgranaba la materia de ilusión
de la que estábamos hechos.
Un estado único, un único vacío.

VII, "Destino:Barcelona", Descensos Joan G.O.

5 comentarios:

samsa777 dijo...

Blanco: la completa y perfecta redondez de lo vacío.

Fantástico.

José Ángel García Caballero dijo...

los vacíos son únicos en el corazón de las ciudades, pero inestables al volver una esquina...

un saludo

Julio Castelló dijo...

Nunca he sabido bien si es la nieve la que nos retrotrae a la infancia o la infancia la que invoca a la nieve.

Emilio Ruiz Mateo dijo...

Hola, sonriente desconocido,
¿Un blog que habla dos días seguidos de la Gaite (en concreto de mi novela favorita de las suyas), de la indeseable prisa y de las ciudades? Me has alegrado un cachito de domingo, amigo.

Sunion30 dijo...

Samsa: sí, es curioso como lo blanco nos recuerda al vacío. Un vacío en una campana de silencio.
Me sugiere un color hermafrodita...

Viernes: muchas veces tengo miedo de esos vacíos traicioneros, que esperan atrincherados por si me alejo de la ciudad

Julio: ante la disyuntiva me quedo con la primera opción, desde mi experiencia vital. Y es que los paisajes mediterraneos no son muy amigos de la nieve. El niño que fui nunca la invocó salvo al calor de algún cuento de Andersen...

Semana: me alegra haber aportado algo de alegría en tu domingo de relax; llevo más de diez años de "pareja de hecho" con esta novela, con nuestras discusiones, reencuentros, momentos intimos,...creo que no podría vivir sin ella...Me alegra que te hayas pasado por aquí.

Un saludo a todos, Joan.