lunes, 20 de abril de 2009

Queda Poesía (Drowned Word/Substitute for Love)

Llevaba meses preguntándome por aquel sentimiento de plenitud que provoca lo que yo llamo poesía. No hablo de métrica, de palabras o rimas, de formas o espacios ocupados por letras. No; en la coraza que atrapa el momento sabe esconderse esa poesía de las cosas más simples en las que no solemos reparar o cuando lo hacemos, es rápida y agitadamente, nunca vacíos de prejuicios que puedan determinar esa belleza.

No había búsqueda pero notaba su ausencia (salvo algunas veces, mientras tomaba café con el mar); para suplantarla escogí columnas de letras nobles y sicarios de músicas verbales, alternando indiscriminadamente con cualquiera de mis ya conocidos de la generación del 27. Cernuda con su “La realidad y el deseo”, Lorca y sus laberínticos “Sonetos del amor oscuro”, etc. Pero algo faltaba como siempre que uno decide en la vida apostar por lo auténtico.

Quién iba a decir que a mi regreso a la ciudad que hace un tiempo tuvo la bondad de sanar mis ritmos vitales, hacerlos más distendidos para comprender el olor que se esconde tras un paseo a media tarde por el puerto, me sorprendería de nuevo con un gesto de complacencia y el objetivo de que la quisiera todavía más.

En primera instancia su presencia se me había antojado seria, una más, cerrado como había llegado yo entre contracciones y empujones de ciudades frenéticas. Pero comenzó el paseo y los matices se manifestaron caóticos y burlescos para llamar mi atención.

Mientras hablábamos, su figura se deslizaba entre promesas de dos tiempos, uno presente, otro pasado, como si por algún sortilegio todas las almas del 27 que por allí pasaron (Lorca, Cernuda, Bello, Altolaguirre) hubieran confluido en la forma antropomórfica genuina de sus ideas.

Ojos que llamaban la atención en las formas que dibujaban sus gestos, ojos protectores, amigos, de un oscuro que calentaba el alma con sólo recibir su paseo en los míos. Sé que quizás no hablaban un mismo idioma pero nunca la poesía se había parado a pensar en la forma de manifestarse. Y esta era su explosión como la primavera que nunca acababa de llegar.

Los gestos, prendidos de su piel, delataban los años que llevaban gestando batallas sin renunciar a la inocencia –a veces escondida, otras veces negada- de un niño que todavía no quiere irse a la cama aunque esté cayendo de sueño. Gestos que prensaban abrazos, abrazos que jugaban en corro alrededor de nuestra mesa mojada por inciensos de madera y un toque canela. Y el agua caliente soñando vapor.

De sus labios volví a conocer los ritmos que nacen de las entrañas de la misma tierra, amor primitivo que muere para volver a nacer, una Deméter rediviva en ideas galopantes y transpapelada a tiempos más modernos. Labios que jugaban con cadencias lentas a saberse escuchado hilvanando historias unas con otras para hacer una colcha que cubriera mi desasosiego al haber refrescado las últimas horas de la tarde.

Quizás no lo supo, pero la hoguera del descubrimiento se alzó orgullosa con ánimos de dar calor a todo cuanto nos rodeara y de dulcificar con carícias de fuego la música que iba despertando a su paso.
Su olor, atemporal pero con trazos de casta guerrera, iba acelerando el ritmo de timbales sin que se preparara una batalla; era más bien una bienvenida, desfiles de dulces bailes y soles, todos engarzados para formar lo que llamamos vida. Vida por respirar, por creer cuando ya dimos esa poesía por perdida, por encontrarla en las pequeñas arrugas que marcan los ojos cuando sonríen. Muchos etiquetarían pero nunca darían con la palabra. Mejor que sigan bailando al son de otros ritmos.

Cuando marché exhausto, cuando conseguí calmar las voces del pasado que me habían arrastrado por ese pequeño descenso hacia la Isla de los Bienaventurados, pude constatar que en el mundo queda poesía.

Y por ello respiro tranquilo.


http://www.youtube.com/watch?v=RIZSPwKY75w




7 comentarios:

ADRIANO dijo...

Qué alegría sentirse sorprendido por lo que buscas y no esperas, por lo que existe pero no recuerdas; la poesía que se encuentra en lo sencillo, en las pequeñas cosas y en el día a día es la poesía popular que me cautiva de Lorca.
Un abrazo.

Sunion30 dijo...

Adriano, son cosas que están ahí sin que uno las tenga cuenta hasta que se dan cuenta de lo necesarias que son para seguir con vida. Pequeñas cosas, pequeños gestos; grandes aguas por las que nadar.
Un abrazo.

Música dijo...

Querido Sunion, estoy en una etapa de cambios que deseaba antaño pero demasiado acelerada por tantas contracciones laborales y personales, mal por no disfrutar de lo alcanzado pero al leer tu post me has devuelto a mi esencia, a mí de nuevo y espero que para siempre...
que sería de mí sin ese sentir del que hablas en mis paseos por la Malagueta...gracias Sunion, GRACIAS

Julio Castelló dijo...

Tanta poesía por leer, por fabricar, por vivir...

Pi dijo...

(Desde mi pradera semiprimaveral un saludo, y un abrazo, grande, grande, por su cumpleaños)

Sunion30 dijo...

...Musica,no pares de pasear y aunque las contracciones te muevan de un lado a otro has de mantener el equilibrio como buena marinera que eres. Es lo bueno de vivir en Málaga y tener cerca su mar...en cuanto baje por allí te rapto y nos mojamos los pies juntos...gracias a ti por pasarte, un beso fuerte niña!

Julio, tanto que hacer, tanto que decir...a veces hasta entra vértigo de tiempo, de palabras.

PI!!! que he estado abducido!! muchas gracias y felicidades de vuelta! somos dos rumiantes de mucho cuidado ;)

Rocío dijo...

¡Qué bonito!Me ha venido a la mente un capítulo de la Elegancia del erizo, de Muriel Barbery, en el que se hace poesía del simple acto de tomar un té.

Si no te he hablado de este libro, lo hago ya: te gustará.