viernes, 13 de febrero de 2009

TODO PUEDE

Así es. Todo puede. Del cero y el absentismo al estadio casuístico de inflexiones que atornillan la vida. Sigue en la calma y en la calma muere. Como un Fénix torturado al girar de cada esquina y el intento de desviar la mirada hacia el recreo onírico de abrazos.

Hoy me he dado cuenta que no quiero decir nada. Ni en concreto ni vagamente. Tiendo al vacío, como un ópalo gris que algún día se creyó brújula de cierta travesía cautiva. Oculto se revelaba como un dogma diezmado en ilusiones, grandes fuerzas generadas por una traicionera juventud y todo una amarre de sueños.

El ópalo que fue velándose. Y se tiñó en negro.

Efectivamente. Todo puede. Al nacer el sol uno detecta el musgo de sombras que ha florecido a su alrededor durante las horas vacías de un dormir establecido por la trama de un tiempo cualquiera, en un remoto pasado e insultantemente vigente.

Los amaneceres hieden como teatros chinos. El cartón barato color fuego no va a dar la resurreción de tiempos mejores, ni los hilos se creerán rayos para abarcar todo aquello de lo que uno reniega. Veo la trampa. Y al verla, más que creerla, la asumo como pasaporte ficticio donde reposar tras una extenuante jornada y aduanas recuerdan sellos borrados por el paso de tantos rostros.

Podría ser que en algún momento pasara lentamente y te girarte la cara. Podría ser, porque todo puede. Y no puede simplemente por una totalidad lacrada en blanco o negro, en cincuenta y cincuenta, en un sí o un no. Tampoco creo en las gamas. Uno sólo hallaría el vacío. Él es el único que puede hacer posible o imposible, azaroso o pactado. En que te miren de cara o de reojo.

Calle arriba significa que dejo atrás una caverna con sombras que aburren, por lo reales, por lo absurdas. Yo no pedí asomar la cabeza pero cuando una caverna te quiere no se deja doblegar por la primera voluntad individual que se le pasa a uno por la mente. Hay que ser consecuente, y si metí la nariz allí donde el vacío se ha hecho su cotidianeidad no seré yo quien le vea salir de bruces a la luz. Y uno se queda.

Medir el tiempo es como intentar ser feliz. Limita.

Sé de fronteras que nadie se atreve a oler porque lo ajeno asusta, y doblemente, por desconocido. Sé de líneas marcadas por quien un día creyó ser el primero. Su estela quedó carcomida y los restos los echaron al fondo del mar, donde piensan los posos marinos qué hacer con tales enmiendas. Más algas y cierto resquemor en los ojos de aquellos que creen ver.

Abrir los ojos. Sentir la arena rugosa rasgar las tiernas pupilas de un romance que te han impuesto desde pequeño. Bidón de gasolina y traje de príncipe ardiendo. Se acabaron las realidades que nunca han llegado a serlo, embriones mezquinos que nunca hemos pedido salvo en algún momento de desesperación estéril.

El mar es un desierto de líquidos benignos que juega a ser aire con la tierra. Bucea en una nada color azul transparente y respira formas que en otro tiempo fueron montañas. Empapa de tierra inerte todos tus pulmones y notaré el peso que empuja mi cuerpo hacia el vacío. Una vez en él sabré cómo quererle. Porque puedo. Porque él puede.

4 comentarios:

AnadelasTejasrojas dijo...

Un saludo...

desde la caverna
que empieza y termina
en mi.

Mañana iré a la playa
a volar la cometa
a buscar el aire,
el color,
la sal,
de esta oscuridad inmensa.

Música dijo...

tranquilamente me enontré en el vacío, de la memoria me olvidé:siempre me miente, algo así dice Alaska en una canción que me ha venido al pensamiento al leerte. Gracias por tu texto, siempre me encuentro un poco más cuando te leo, en medio de olas que me revuelcan me ayudas a llegar a la orilla y recobrar la respiración viendo el horizonte y más allá. Gracias

Sunion30 dijo...

Ana, la encontrarás. Sólo debes tirar del hilo. Del resto se encarga la tramuntana.

Gracias a ti Música, que acompañado no me da tanta rabia la arena que se queda entre los dedos. Hay playas que no están hechas para pasearlas solos. Un besote!

Música dijo...

me gusta pasear contigo, gracias a tí Sunion