...Ícaro seguía furioso porque su padre no le había preguntado sí quería alzar el vuelo, simplemente lo había dado por hecho.
Y así, ahogándose de aire puro que ardía, empezó a perder altitud en un ataque de venganza contra Dédalo, que aterrorizado entendió que el alma humana, a parte de ansiar alturas, está destinado a perderlas.
Varias plumas bailaron a cámara lenta durante unos minutos en el cielo hasta que la infancia se despidió de todos los juegos a los que Ícaro no pudo jugar por tener que soñar con unas alas.
Hay caídas que no podremos levantar.
7 comentarios:
Que sí, hombre, que a veces hay que caerse... Mira a Otto, el piloto. Claro que sí.
El problema
es...
saber tomar tierra
sin tener luego
que escupirla.
Pero
no somos gatos.
Saludos Sunion; encantada de volver a leerte.
Me temo que hay caídas de las que no podremos levantarnos, y entonces habrá que dejarse llevar por las mareas y ser náufragos supervivientes. Así veremos si es verdad lo decía Kafka: "A partir de cierto punto no hay retorno. Este es el punto que hay que alcanzar."
Un abrazo
Sunion, como lo sabes
La imposición es ya la primera caída.
¿Te has caído de verdad?
Soy de los ingenuos que están convencidos de que incluso en una caida al vacío cabe la posibilidad por ínfima que sea de que en la última milésima de segundo antes de impactar contra el suelo podamos hacernos con los mandos del avión, enderezarlo y levantar el morro hacia el cielo (http://lamusicadelanoche.blogspot.com/2009/01/no-voy-dejar-el-desfile-pasar.html). Al fin y al cabo siempre me he resistido a darlo todo por perdido por muy mal o difícil que fueran las cosas, un saludo.
Publicar un comentario